jueves, 16 de abril de 2009

Moteros


Con todo mi respeto y compartiendo el dolor que se siente cuando alguien querido o cercano se va, no me resisto a comentar una carta de un lector de un periodico digital.
En ella se habla de un trágico accidente de circulación, con el resultado de un muerto y un herido grave...moteros.

Reitero mi respeto y comparto el dolor, pero la explicación de la jugada...como que me parece un tanto...déjalo, mejor no uso la palabra que estoy pensando.

En esa carta, se dice que las personas implicadas en el accidente, iban respetando los límites de velocidad, hasta llegar al tramo donde sucedió la tragedia. Ahi si reconoce que iban a una velocidad excesiva.

Que iban 3 moteros, dos de ellos "enseñaban" al tercero el manejo del vehiculo. Pero que, la rotonda está mal hecha, que uno no pudo frenar la moto y se mató.

Interesante reflexión. La rotonda tiene la culpa. Reiterare por tercera vez, que comparto el dolor, que se lo que se siente cuando alguien se marcha para siempre. Pero no puedo compartir la explicación. Testigos presenciales y las primeras mediciones aseguran que la velocidad era excesiva...y tanto!!!!! más de 140 kilómetros hora...no discutiré, tal vez en el resto de carretera iban a 90 km/h...pero vaya lección de conducción, poner un vehiculo a tal velocidad en las inmediaciones de una rotonda...impresionante.

La persona que escribió esa carta pedía reflexión, que no se prejuzgara, que se analizara todo. Y yo lo hago, pero le pido una reflexión a cambio. Ponganse, señores moteros, en la piel de la persona que circula en coche por el carril contario al suyo, cuando se las ve de frente con ustedes, adelantando en linea continua e invadiendo mi carril, a un vehiculo que circula a 90 km/h por una carretera convencional. O en la piel de quien circula por nuestros puertos de montaña a 40 km/h porque la carretera no da para más y de repente des ve aparecer de la nada por el retrovisor y como le adelantan en una curva cerrada saltandose la torera la línea continua.

Ponganse en la piel de esos conductores. Tal vez si empezamos a respetar señales, a respetar al resto de usuarios de la vía y a ponernos en la piel del otro evitemos accidentes, sustos y muertos.

yo se lo que es perder a alguien querido, cercano. No me gusta que otras personas pasen por el dolor que yo paso, por eso, muy señor mio, acepte la invitación a reflexionar que yo le propongo.

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